Cotorra cabeciamarilla

Nombre científico: Amazona barbadensis

Autoridad taxonómica: Gmelin, 1788

Notas taxonómicas:

Sinónimos:

Phylum: Chordata

Clase: Aves

Orden: Psittaciformes

Familia: Psittacidae

Género: Amazona

Categoría: En Peligro En Peligro

Criterio: C2a(ii)

Nombres comunes:

cotorra cabeciamarilla, cotorra margariteña, cotorra, cota, loro de hombros amarillos, amazona de hombro gualda, Yellow-shouldered parrot

Descripción:

Psitácido de tamaño mediano que mide entre 33 y 36 cm. Se identifica muy fácil por el color amarillo en la parte superior de su cabeza, garganta y cuello, con un poco de blanco en la frente. Tiene ojos rojos o anaranjados y el pico blanquecino. El cuerpo es verde brillante. El borde negro de sus plumas le da un aspecto escamado. Su cola es corta. En vuelo, lo más notorio aparte de su cabeza, es el ala con hombro amarillo, parche rojo y extremo azul (Phelps Jr. y Meyer de Schauensee 1979, Forshaw 2006).

Distribución:

Amazona barbadensis es casi endémica de Venezuela. Se encuentra restringida a unas pocas localidades aisladas en las zonas áridas del norte del país, en Lara (Saroche, Carora), Falcón (Dabajuro, Casigua, Paraguaná), Anzoátegui (alrededores de Píritu y Barcelona) y Sucre (península de Araya), así como en tres islas del Caribe, La Blanquilla, Margarita y Bonaire. Su distribución anterior quizá incluía Curaçao y Aruba, pero en esta última se extinguió alrededor de 1950. Es la única especie del género adaptada en exclusivo a zonas áridas (Phelps Jr. y Meyer de Schauensee 1979, BirdLife International 2000, Hilty 2003, Forshaw 2006).

Situación:

Se considera una de las especies de aves más amenazadas y con alta prioridad de conservación en Venezuela (Rodríguez et al. 2004b). Amazona barbadensis es fuertemente comercializada, su hábitat se encuentra muy amenazado, su distribución se ha reducido de modo significativo, y su tamaño poblacional total se estima en 5.000 individuos, aunque es probable que sea un poco mayor (Lambert et al. 1992, Rodríguez y Rojas-Suárez 1994, BirdLife International 2000, Rodríguez y Rojas-Suárez 2003). Cuatro de sus poblaciones se pueden calificar En Peligro (Lara, Falcón, Píritu, y la del oeste de Margarita), tres En Peligro Crítico (La Blanquilla, Araya, Bonaire), y entre dos y cuatro la reportan como Extinta (Aruba, Paraguaná, este de Margarita, y probablemente Curaçao). En específico en Venezuela, la población de Paraguaná está Probablemente Extinta, ya que observaciones a fines de los años ochenta indican individuos aislados y un máximo de cinco ejemplares juntos. El caso más alarmante es el de la isla La Blanquilla, donde a principios del siglo XX era «sorprendentemente abundante», y cuya población actual se estima en alrededor de 120 individuos (Rodríguez et al. 2004a, Forshaw 2006). Las poblaciones de las islas Margarita y La Blanquilla han sido bastante estudiadas (Rojas-Suárez 1994a, Rojas-Suárez 1994b, Sanz y Rojas-Suárez 1997, Silvius 1997, Sanz y Grajal 1998a, Sanz y Grajal 1998b). En la isla de Margarita los esfuerzos conservacionistas han aumentado la población de 650 a 750 ejemplares en 1989, y a cerca de 2.000 individuos en 2015. No se cuenta con estimados poblacionales para las otras localidades (Sanz et al. 2003, Sanz y Rodríguez-Ferraro 2006). Un análisis cuantitativo reciente sugiere que en la ausencia de conversión de hábitat (escenario optimista), su probabilidad de persistencia en los próximos cien años está en el orden del 10% (Rodríguez et al. 2004a). En Bonaire se calcula que habitan de 400 a 450 individuos. Aunque en 1992 se le reportó en la categoría Insuficientemente Conocida, actualmente se le considera Vulnerable o En Peligro según la fuente (Collar et al. 1992, Desenne y Strahl 1994, BirdLife International 2000, IUCN 2014).

Amenazas:

Su principal amenaza a escala nacional e internacional es la captura y la comercialización de pichones para su uso como mascota. A esto le sigue la destrucción de las zonas de reproducción y alimentación, y en menor grado, su cacería, por considerarse plaga de cultivos. Adicionalmente, en La Blanquilla podrían existir problemas por la introducción de especies exóticas, como los gatos (Felis silvestris catus) (Rojas-Suárez 1994b). En la isla de Margarita la minería de arena a cielo abierto en las quebradas de la península de Macanao ha afectado de forma grave tanto las áreas de reproducción y alimentación como los dormideros de Amazona barbadensis. Dicha presión no está siendo regulada adecuadamente por los entes oficiales y no hay indicios de que vaya a disminuir en el futuro próximo.

Conservación:

En el ámbito internacional A. barbadensis se encuentra incluida en el Anexo II del Protocolo relativo a las áreas y flora y fauna silvestres especialmente protegidas en la Región del Gran Caribe (SPAW 1991) y en el Apéndice I de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES 2014). En Venezuela se establece su veda indefinida desde 1970, medida que se ratifica en 1996, cuando también se declara Especie en Peligro de Extinción. Cuenta además con un decreto regional específico para su conservación en el estado Nueva Esparta (Venezuela 1970, Gobernación del estado Nueva Esparta 1990, Venezuela 1996a, Venezuela 1996b). En los parques nacionales Laguna de La Restinga (Nueva Esparta), Juan Crisóstomo Falcón (Falcón) y Cerro Saroche (Lara), protegen parte de su distribución. En la isla de Margarita, organizaciones privadas nacionales e internacionales, el gobierno nacional y regional y los propietarios de tierras coordinados por Provita, han establecido una exitosa alianza educativa que utiliza a la especie como emblema para la exaltación del orgullo regional. De manera simultánea, se desarrolla un programa de manejo e investigación en tierras privadas del Hato San Francisco, apoyado con actividades de guardería ambiental. Se ha logrado el mantenimiento en cautiverio de cotorras decomisadas y su reintroducción exitosa en la vida silvestre en Margarita y La Blanquilla (Sanz y Grajal 1998a). Es prioritario evaluar la situación poblacional de A. barbadensis en las zonas continentales, así como definir su estatus taxonómico mediante el estudio de distancias genéticas, morfológicas y de comportamiento. En la isla de Margarita es urgente la declaración de un área protegida en las zonas altas y bajas de la península de Macanao. Se recomienda la continuación y el fortalecimiento de los planes de conservación que se desarrollan en Margarita y La Blanquilla, así como su ampliación a otras áreas de distribución. Los objetivos de su recuperación poblacional, manejo, guardería y reintroducción deben permanecer vigentes y ser apoyados en campañas de educación ambiental efectivas (Snyder et al. 2000).

Ilustrador: E. Sensitiva Quintero

Autores:

Franklin Rojas-Suárez y Jon Paul Rodríguez

Cita sugerida

Rojas-Suárez, F. y Rodríguez, J. P., (2015) Cotorra cabeciamarilla, Amazona barbadensis, En: J.P. Rodríguez, A. García-Rawlins y F. Rojas-Suárez (eds.) Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Cuarta edición. Provita y Fundación Empresas Polar, Caracas, Venezuela., Recuperado de: www.especiesamenazadas.org/taxon/chordata/aves/psittaciformes/psittacidae/amazona/cotorra-cabeciamarilla Miércoles, 24/04/2024