Langosta espinosa

Nombre científico: Panulirus argus

Autoridad taxonómica: Latreille, 1804

Notas taxonómicas:

Sinónimos:

Phylum: Arthropoda

Clase: Crustacea

Orden: Decapoda

Familia: Paniluridae

Género: Panulirus

Categoría: Vulnerable Vulnerable

Criterio: A2acd

Nombres comunes:

langosta espinosa, Caribbean spiny lobster

Descripción:

El cuerpo de la langosta comprende dos regiones bien definidas: una anterior o cefalotórax (fusión de cabeza y tórax, conocida popularmente como carapacho) y una posterior o abdomen (cola). Su cabeza es muy espinosa y consta de antenas, mandíbulas, un primer y segundo maxilar superior, y el primero, segundo y tercer maxilar inferior. Posee una visión pobre, por lo que utiliza sobre todo sus antenas y sensores para orientarse. Tiene un abdomen provisto de cuatro pares de apéndices en forma de hojuelas que se denominan pleópodos; esta región del cuerpo termina en una suerte de abanico o apéndice caudal formado por dos pares de urópodos y el telson. Panulirus argus es dioica (sexos separados), sin que se haya reportado algún caso de hermafroditismo. De las tres especies del género que habitan el mar Caribe, la espinosa es la de mayor tamaño y abundancia. Aunque puede alcanzar los 60 cm de longitud, llega a medir entre 30 y 40 cm (Prieto 1986, Rodríguez 1980).

Distribución:

La especie se extiende desde Carolina del Norte, en los Estados Unidos, hasta Río de Janeiro, en Brasil (Rodríguez 1980). En Venezuela es abundante en la región insular, con énfasis en los archipiélagos Los Roques y Las Aves, así como en las islas de Los Testigos, la Blanquilla y La Tortuga. En la porción continental ha sido reportada en la costa centro-occidental, principalmente en la región del parque nacional Morrocoy, península de Paraguaná, así como en las costas de Aragua, Carabobo y en la zona colindante con la Guajira colombiana (Arocha 2012). En cuanto a sus hábitats, a lo largo de su ciclo de vida utiliza ambientes marinos tan variados como manglares, praderas de fanerógamas, arrecifes coralinos, plataformas rocosas y llanuras submarinas. Durante el día se oculta bajo rocas y conchas, manteniendo visibles solo sus largas antenas (Posada et al. 2002).

Situación:

Anteriormente se pensaba que casi toda la producción de langosta en Venezuela provenía del Parque Nacional Archipiélago Los Roques (Cervigón y Laughlin 1983, Faría Romero y Zamarro Ceballos 2003, Yallonardo et al. 2001). No obstante, estudios recientes evidencian que para la zona costera adyacente al Morro de Puerto Santo y Los Testigos ocurre un aumento progresivo en las capturas desde el año 2006 hasta la actualidad (Arocha 2012). En líneas generales, la abundancia y talla de los individuos desembarcados en los litorales venezolanos ha disminuido en las últimas décadas. En el Parque Nacional Morrocoy se ha reportado una fuerte sobreexplotación, evidenciada en la captura indiscriminada de las tres especies presentes en el país (Panulirus argus, Panulirus guttatus y Panulirus laevicauda), siendo esta una pesquería de muy baja productividad (Losada-Tosteson et al. 2001). Si bien algunos autores consideran que el aprovechamiento pesquero de langosta en Los Roques se mantiene estable, otros han señalado, desde hace al menos 17 años, que allí el recurso está sobreexplotado (Faría Romero y Zamarro Ceballos 2003, Yallonardo et al. 2001). Un programa de manejo compartido en este archipiélago acordó cerrar la pesquería si las capturas resultaban inferiores a las de la temporada 2002-2003 (Faría Romero y Zamarro Ceballos 2003), pero la actividad aún continúa. Un estudio reciente encontró que el 98% de la población de langostas examinadas genéticamente en la costa y región insular de Venezuela pertenecía a la subespecie P. argus argus y el 2% restante a P. argus westonii (D'Amico 2013).

Amenazas:

Su principal amenaza es la sobreexplotación con fines comerciales, ya que por su amplia distribución y tamaño es la especie preferida por los pescadores (G. Pereira com. pers.). Su hábitat reproductivo ha sido modificado debido a actividades humanas y a la mortalidad masiva de corales en las últimas décadas (Prieto 1986, Posada et al. 2002). Ello es particularmente alarmante en la costa central, donde a consecuencia de los deslaves de 1999 más del 70% de los viveros naturales existentes permanecen inactivos. Las comunidades coralinas orientales están en un estado de deterioro similar. En Colombia Panulirus argus está clasificada como Vulnerable (Bermúdez et al. 2002b), mientras que a nivel internacional se considera en el rango de Datos Insuficientes, lo que indica que sus poblaciones decrecen a raíz de una pesca excesiva, no obstante y desafortunadamente, no se dispone de mayor información sobre ellas (IUCN 2014).

Conservación:

En el ámbito internacional está incluida en el Anexo III del Protocolo relativo a las Áreas y Flora y Fauna Silvestres Especialmente Protegidas en la Región del Gran Caribe (SPAW 1991). En nuestro país, su captura está reglamentada por el Instituto Socialista de Pesca y Acuicultura (INSOPESCA) del Ministerio de Agricultura y Tierras. Las regulaciones actuales exigen la obtención de permisos de pesca artesanal, el respeto a una talla de captura comprendida entre 11 cm (mínima) y 16 cm (máxima) de cefalotórax, una veda a escala nacional entre el 1º de febrero y el 30 de septiembre de cada año, y la prohibición de captura de hembras con espermatóforo (chapa) y/u ovadas (Venezuela 2013). Es imperioso evaluar con frecuencia el estado de sus poblaciones y la magnitud de las operaciones comerciales, mediante el uso de una metodología constante para poder detectar cambios en su abundancia y estructura poblacional (J. M. Posada obs. pers.). Aunque su actividad reproductiva se inicia a temprana edad, hay que estudiar el impacto de la pesquería sobre su potencial reproductivo y hacer los ajustes necesarios para que el reclutamiento mantenga poblaciones adecuadas (Prieto 1986). Se impone instaurar el esfuerzo de pesca que permita una explotación sustentable en cada área (M. A. Faría Romero obs. pers.). El ordenamiento debe basarse en el control pesquero, sobre todo en el número y distribución de permisos por artes de pesca (M. A. Faría Romero obs. pers.). Es urgente divulgar el conocimiento sobre la biología y el manejo de Panulirus argus entre pescadores, fiscales, compradores y turistas, y así asegurar el uso sostenible del recurso a nivel nacional (Posada et al. 2002). Considerando la evidencia que apunta hacia la existencia de dos subespecies de langosta a nivel regional, incluyendo Venezuela (D'Amico 2013), se recomienda que se lleven a cabo estudios biológicos y poblacionales específicos a fin de determinar si se pueden seguir manejando como una sola población o hay que establecer diferencias para cada una dentro del marco regulatorio.

Ilustrador: Ximenamaria Rausseo

Autores:

Juan M. Posada, María Alejandra Faría Romero

Cita sugerida

Posada, J. M., Faría Romero, M. A., (2015) Langosta espinosa, Panulirus argus, En: J.P. Rodríguez, A. García-Rawlins y F. Rojas-Suárez (eds.) Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Cuarta edición. Provita y Fundación Empresas Polar, Caracas, Venezuela., Recuperado de: www.especiesamenazadas.org/taxon/arthropoda/crustacea/decapoda/paniluridae/panulirus/langosta-espinosa Jueves, 25/04/2024